Y no es que seamos alarmistas ni mucho menos pegistas o algo por el estilo, la cuestión radica en lo mas intrínseco que debiera existir en el ser humano y es la libertad de expresión. Hoy en La Jornada y después en el programa de Carmen Aristegui, Luis Mandoki y el productor Federico Arriola exponen su caso, en el que mencionan que los ejecutivos de Warner Bros México así como Videocine-Televisa, deciden no distribuir el documental realizado por ellos donde se narra la historia de las elecciones del 2 de julio del año pasado, mismas en las que se "eligió" al actual presidente (con minúscula intencional). Los ejecutivos argumentan riesgos comerciales, dado que según su persepectiva el documental no es redituable en México, sin embargo anteriormente habían compartido con el director cinematográfico datos sobre el reciente éxito de documentales como Fahrenheit 911 de Michael Moore o el tan publicitado Chavez de Diego Luna. El punto es que Juan Manuel Borbolla (Warner), después de hablar con Pérez Gavilán (Videocine-Televisa) cambia de opinión sobre la distribución (con publicidad en proceso, el filme en POS-producción y apalabrado el lanzamiento de 150 copias), la negativa resulta un tanto incomprensible hasta que pensamos en que en el documental se hace referencia a Bernardo Gómez y Emilio Azcárraga y la sospecha se hace explícita cuando Mandoki comenta que Borbolla le confesó que le fue dicho que no le convenía echarse a Gómez o a Azcárraga como enemigos, en fin y el chisme sigue.
Lo que alarma no es el contenido sino el continente, es que otros decidan que podemos ver y que no, en realidad aquí no nos preocupa tanto qué se diga en el documental, pero creemos firmemente que quien lo diga tiene todo el derecho de decirlo, porque en cambio, lo que sí tenemos que refinarnos son los fenómenos mediáticos que surgen (y nótese que con el apoyo de FIDECINE) con la única intención de vender, como es el caso reciente de El búfalo de la noche, Km31 y muchas más. Nuestro cine está en constante crisis y no de cantidad, sino de calidad y contenidos; desde luego, una de las cosas que más pueden ayudar a salvarlo son la diversidad y la libertad de expresión, sin embargo mientras el público siga aceptando con taquillas rentables cualquier película mediocre, así como sin exigir (demostrando repudio) mayor calidad, seguiremos soportando a personajes extraídos de la caja idiota a las salas o historias pobres que no encuentran otro recurso que la imitación de tipo hollywoodense.
Por lo pronto recordemos la célebre frase de Voltaire que de tanta traducción ya ni se sabe cual es la original, pero ahí va una versión
"Podré no estar de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con la vida tu derecho a decirlo"